miércoles, 26 de agosto de 2009

Un día en el museo




Recientemente he visitado el Museo do Mar. Museo dedicado a las artes marineras situado muy cerquita de la playa de Samil, en concreto en la Avda Atlántida.
El museo se encuentra en un marco incomparable, al lado del mar, sobre una pequeña playa por un lado y otro del museo, con vistas a las islas Cies y a toda la península del Morrazo.
Esta construido aprovechando una acertada rehabilitación de una antigua fábrica de conservas.
Junto al propio museo se encuentra un antiguo asentamiento celta que se remonta al siglo VIII a.c, bastante bien conservado gracias a la mano del hombre (actual).

El museo tiene una clara vocación didáctica, con grandes paneles explicativos, gráficos, dibujos y videos y pantallas interactivas. Muy orientado a estudiantes de primaria-secundaria.

Centrémonos en el contenido del museo..... no voy a contar que es lo que se puede encontrar en él o deja de encontrarse, para esto os invito a que os dirijáis a la propia página del museo (www.museodomar.com), por cierto, bien estructurada y de bonito diseño, sino más bien en alguna que otra cosa que me llamó la atención.

De momento, la entrada al museo y al puesto de venta de entradas está confuso, dependiendo de por donde entres, en mi caso desde la propia playa, no eres capaz de encontrarlo. Faltan carteles o no están lo suficientemente a la vista.
No está clara la transición entre un edificio a otro y las zonas donde se encuentran las principales "atracciones", por ejemplo, una muestra de los primeros submarinos construidos en España (que luego resulta ser un torpedo lanza bombas) no está fácil de encontrar.
Los paneles explicativos están en inglés, castellano y galego, pero los videos, parte fundamental del museo, se encuentran únicamente en galego. Yo todavía consigo entenderlo, pero y otro más "inmigrante" que yo?
Igual pasa con algún cartel que señala alguna de las vitrinas donde se expone algún artilugio de pesca, sólo en galego.
Junto a mí estaban haciendo la visita un matrimonio de ingleses y se les ponían los ojos en chiribitas intentando entender los textos de los videos.

El acuario, otro de los sitios estrella, está bastante bien, con peces y marisco autóctono de la zona. Quizás faltase algún dibujo o panel con los tipos de peces que tenían expuestos.

Yo, por más que intentaba distinguir una sardina de un jurel o de una lubina no era capaz. Se ve que mis ojos sólo están acostumbrados a verlos en el plato y no vivitos y coleando.

En el propio museo se encuentra el restaurante y la taberna O Croque.
Tuve el gusto de ir a cenar un día al restaurante. Buena carta, muy orientada a productos de la tierra. Vale la pena ir.
No puedo decir lo mismo de la taberna. He intentado entrar dos veces. En la primera, nos tuvimos que salir sin ser atendidos y tras un pequeño desplante de la camarera, más atenta de hablar por teléfono que de atender a los clientes.
En la segunda ocasión pude tomarme una cerveza, no también tras otro pequeño amago de desidia por parte de la misma camarera y por el mismo motivo que la primera ocasión.
Veredicto, caro para lo que es la zona, al menos la bebida, 1.70€ una caña, por lo menos me tocó pincho.

Quiero dar otra oportunidad a la taberna e ir a cenar unas raciones en septiembre-octubre, cuando se haya pasado la época veraniega. Creo que se agobian un poquito con la afluencia de gente.


A pesar de estas pequeñas criticas, deciros que el museo vale la pena, más en mi caso por el continente y el entorno donde se encuentra, que el propio contenido.
Todo será porque este tipo de museos (tan interactivos, con tanto panel) no es el que estoy acostumbrado a visitar y desde luego, no al que me llevaron a mí de pequeño.





1 comentario:

  1. El verano pasado fui a Galicia y me recomendaron que visitara ese museo, pero no me dio tiempo. Lo tengo pendiente para la próxima.
    ¡Suerte con el concurso!

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