miércoles, 3 de junio de 2009

semana I

Hola a todos.
Tras un par de días en mi nueva ubicación, creo que ya puedo empezar esta serie de correos sobre la vida de un emigrante.....
Digo emigrante que no inmigrante, aunque todo será siempre desde el punto de vista del receptor y el emisor del mensaje. Para unos seré un emigrante, para otros seré un inmigrante.
A mi personalmente siempre me ha sonado mejor la palabra emigrante que la de inmigrante.
Tantas noticias en los medios de comunicación sobre pateras, top manta y eventos varios han dado una visión del inmigrante no adecuada a la realidad. Aunque la palabra emigrante también nos puede traer imágenes en blanco y negro, recuerdos franquistas y viajes al extranjero con maleta de cartón. Pepe vente a Alemania!!
Otro día, con más tiempo, ya hablaremos sobre esta tema y las implicaciones sociales de una palabra u otra.....
También con más tiempo intentaré crear un blog o algo por el estilo.
Hoy me voy a centrar en mis dos primeros días y los momentos iniciales.
Otro día os cuento que tal me ha ido con la búsqueda de alojamiento.
Tras los momentos previos el fin de semana de elección de ropa y de que me llevo ahora y que dejo para otro viaje, hice una maleta con más cosas de las que yo pensaba y con más peso del que estimaba. Al ir a facturar me dijeron que sobrepasaba el peso máximo en un kilo, pero que por ser "yo" me lo regalaban...... así les va a los de Iberia, no cobrando los servicios!!!
Tras un viaje normal , que por cierto, los de Iberia siguen sin dar ni un mísero vaso de agua aunque sí periódicos, llegue a un aeropuerto, que entre tú y yo, es como una estación de autobuses. Manejable, sin grandes pasillos y sin necesidad de hacer kilómetros para ir a recoger la maleta.
Tras recoger las maletas y tras un primer contacto con los taxistas vigueses llegué al hotel y dejé los bártulos en una habitación que está bien. Muebles sobrios, pero amplia.
En esta habitación pasaré las dos próximas semanas, hasta que encuentre el alojamiento definitivo en un apartamento.
Superados los nervios iniciales, me dirijo a la oficina en la que pasaré los próximos seis meses.
Primer golpe de realidad, nuestra empresa sigue siendo una "desconocida" en Vigo, hay que decir al taxista que te lleve a XXXXX (lo siento, prefiero ocultar la identidad de la empresa por si llega este blog a la persona inadecuada), ni siquiera YYYYY (idem). Está claro que el "nacionalismo empresarial" tira más que cualquier nombre rimbombante de empresa internacional.
La oficina está ubicada cerca de la zona portuaria de Vigo.
Terreno de nadie como me han comentado por aquí. Un poco más y me piden el pasaporte para cruzar "la frontera"
Edificio pequeño
Segundo golpe de realidad: No puedo utilizar mi tarjeta de acceso para entrar en las oficinas. No estoy autorizado. Pensaba que lo de la globalización también había llegado a los temas de seguridad, pero veo que soy un extraño dentro de mi propia casa. Tras unas cuantas llamadas y gestiones varias consigo el acceso permanente al edificio.
Oficina pequeña, dos plantas, mesas corridas sin separación entre personas. Carteles motivantes de RRHH
Sensación de mucha gente en poco espacio.
Presentaciones de rigor, no mucho entusiamo con mi llegada.
Seguramente ellos no tienen claro a lo que vengo. ¿lo tengo yo?
Tendré que "ganarme" a los compañeros.
Estoy pasando estos primeros días pidiendo acceso a herramientas, recogiendo información varia e intentando ubicarme dentro de la oficina.
Mañana un poquito más.........

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